domingo, 28 de noviembre de 2010

Para un maternaje más humano

Para un maternaje más humano
*La comunicación y el tiempo son esenciales
** No más abuso sentimental, ni desiertos afectivos ni desamor
*** Para tener hijos creativos, seguros e independientes


Juan Pablo García Vallejo

Se cree fácilmente que tener hijos es algo normal, pero la mayoría de las mujeres y hombres no están preparados para tener hijos normales, es decir, hijos seguros, independientes, creativos y responsables.
Por el contrario, tienen hijos solo para dominarlos, manipularlos y descargar con ellos todas sus frustraciones, se tienen hijos como una disculpa o una excusa existencial para cumplir el deber de mujer y llenar las expectativas de otros: los padres, hermanos, compañeros de trabajo, amigas, instituciones sociales, no porque se esté preparado para tenerlos. Esto puede parecer muy disparatado pero es cierto.
Ahora la especialista en educación emocional y maternaje Laura Gutman en su obra Mujeres visibles madres invisibles, nos proporciona una nueva forma de entender el embarazo, la crianza de los hijos en las distintas etapas de crecimiento y como ser madres verdaderamente comunicativas. Donde recupera algunas cosas que se han perdido en la sociedad del desastre que vivimos, lejos del tecnicismo psicologizante y de mundos color de rosa inexistente.
Casi todos los problemas del ser humano provienen de la falta de comunicación y ésta se presenta desde el embarazo, luego el parto, es decir, el contacto permanente de la madre con su hijo es obstaculizado por infinidad de barreras como la exigencia de salir a trabajar pocos después del parto, suspender en amamantamiento, ponerlo al bebé en una carreola, luego entenderlo con la televisión, comprarle golosinas para engañarlo momentáneamente y todo esto solo crea sujetos fragmentados.
Y al mismo tiempo va alejando a la mamá del niño, a que el niño sienta que está solo en el mundo y nada, pero nada en el mundo le puede recompensar este eterno vacío de mamá, ni siquiera los juegos electrónicos ni el celular.
La falta de comunicación solo construye abusos emocionales, desiertos afectivos y desamor. Y es en este último territorio en que crecemos casi todos los seres humanos. Y que se va a reproducir en nuestros hijos, en caso que nos embarquemos en esta empresa humana.


Para un maternaje más humano se deben abandonar los prejuicios que los adultos tenemos de los niños, así como los falsos problemas que agravan la comunicación entre padres e hijos.
Mujeres visibles, madres invisibles comienza con la explicación del maternaje más comunicativo, no como una enfermedad de que se aliviara con el alumbramiento, sino como una experiencia única en que la mujer se fusionara emocionalmente con el bebé, los dos serán una solo y misma cosa, lo que el pase a uno, le pasara al otro. En esta será siempre importante hablar con él, mostrarle que tiene un entorno confortable y seguro, evitar ser una depredadora emocional de su hijo.
La segunda parte nos habla del inmenso continente del vació existencial que se expresa de muchísimas formas cuando se construye la falsa idea de que los niños son los enemigos de los padres, o que son un estorbo. En ese caso para que tuvieron hijos, solo por exigencia social más no por estar preparados emocionalmente. En esta fase se crean las adiciones infantiles, porque el niño siempre está necesitado de comunicación, cariño, estímulos, tiempo demandante.
La tercera parte trata de un sinfín de problemas infantiles emocionales como la ausencia de la madre, los celos por el nuevo hermanito, el silencio del niño, el aislamiento lejos de los padres en sus refugios naturales, los miedos múltiples grandes o pequeños, la entrada a la adultez vía el estrés, la hiperactividad como manifestación de desafecto, los cumpleaños ruidosos, las rabietas hasta privarse en todos lados, el consumo chantajista por falta de comunicación, la televisión como niñera para toda la vida, la violencia en la escuela, el tiempo de comer, la mesa como campo de batalla cotidiano, la etiquetación e infra valorización de los niños, la cárcel del personaje, la dictadura del NO para todo, los hijos adolescentes más atrevidos que sus padres pero más miedosos e inseguros, etc.
En la última parte, trata sobre los retos, desafíos y nuevos horizontes humanos para verdaderamente ser mujer, sin necesidad de seguir los esquemas, valores y expectativas masculinas. Y estos e logra con vivir plenamente cada etapa de la vida la adolescencia y juventud de forma independiente y segura, el embarazo después de los 40, no ya antes de los 20 como hace 100 ó 50 o 20 años, compaginar el maternaje y el trabajo asalariado, la sexualidad y el puerperio, las redes de apoyo a las mujeres, la entrada a la etapa de sabiduría luego de los 50, las abuelas inmaduras y precoces, el afrontar la madurez sin avergonzarse de la edad.
En la cuarta parte habla de la eterna crisis de comunicación de los padres y los hijos, con la pareja, la celotipia, la distribución del trabajo doméstico impago, la amplia gama de familias reconstruidas pos-desastre social (los que viven solos, con hijos, con hermanos, con tíos, sobrinos, abuelos o parientes desconocidos).
Finalmente, esta psicólogo humanista nos proporciona una serie de claves de auto reflexión para tener una felicidad responsable no solo frente a nosotros mimos, los hijos, la pareja sino con el mundo y la sociedad, aunque esta última se resistirse a ser feliz porque está constituida por seres humanos que vivieron sin una mama y en pleno depredación emocional y el autoengaño del consumo como sucedáneo de la comunicación.
Una obra recomendable para las jóvenes que actualmente viven el embarazo, para quienes piensan hacerlo, también para sus compañeros y familiares para que tengan niños seguros, independientes y creativos y no fracturados, aislados e inseguros y desamparados eternos. Porque “la felicidad de los niños depende de los padres”.

Gutman, Laura
Mujeres visibles, madres invisibles
Editorial Océano, Col. Del nuevo extremo, México, 2009, 261 pp.

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