lunes, 15 de noviembre de 2010

Las mujeres al poder masculino

Las mujeres al poder masculino
Juan Pablo García Vallejo
El triunfo de la candidata de Lula y del Partido del trabajo, Dilma Rouseff, inaugura tentativamente una nueva época en Brasil, pues por primera vez será gobernado por una mujer. Esto es quizás una exageración porque ese territorio fue el origen geográfico de las míticas amazonas, mujeres guerreras, insumisas.
Este acontecimiento político trae de nuevo a la discusión pública la relación de las mujeres y el poder, si bien las primeras han padecido el patriarcado por muchos siglos, se les han puesto muchas trabas para su desarrollo personal y profesional con los techos de cristal que les impiden el acceso a círculos de poder y de toma de decisiones importantes consolándose con puestos segundones o los suelos pegajosos que obstaculizan su progreso o éxito en el mercado de trabajo, cuando una mujer llega al poder, parece que pierde su género y esto es porque el poder está regido por valores masculinos, fálicos.
Pero actualmente las historiadoras de la historia de las mujeres ponen en duda esta simple asociación del poder como el principal símbolo masculino, destacando que si existe una diferencia femenina al ejercer el poder. Y esta participación política es una necesidad imperiosa de las mujeres para mejorar su condición de las mujeres.
La cuestión femenina “aparece como una cuestión político-legislativa, tan pronto como una cuestión ético social”, escribe Anne Marie Käppeli, Más sencillamente es “la cuestión de las mujeres es en gran parte una cuestión económica, y quizá, más aún una cuestión cultural, ante todo, es una cuestión de derecho, pues, únicamente sobre la base del derecho escrito que podemos aspirar a una solución segura”, dice Anita Augspurg.
Así que corresponde a las propias mujeres luchar por la defensa sus intereses que son distintos de los de los hombres pero al ejercer el poder estos intereses de género, de sororidad, es decir, solidaridad, apoyo, comprensión entre las mujeres, parecen olvidarse.
La lucha de las mujeres en el último siglo han despojado a la autonomía y la independencia como propiedades exclusivas de los hombres, actualmente es lugar común que las mujeres ya no dependan de los hombres para sobrevivir, pues gozan de una autonomía individual y una independencia económica, pero todavía padecen muchas otras desigualdades de género.
“la autonomía y la independencia, el poder de autorrepresentación y la posesión de los derechos eran considerados como funciones fálicas, atribuidos a quienes tenían un pene biológico (…) la política era un trabajo de hombres a parte entera”, escribe la especialista en género Joan Wallach Scott.
Recientemente me encontré la revista política Examen, del mes de junio de este año, que aborda el papel de las mujeres en el ejercicio del poder. En este, la ex gobernadora de Yucatán Dulce María Sauri Riancho, hace un recuento de las primeras mandatarias en América Latina, luego marca las semejanzas (corrupción, nepotismo, incompetencia) y diferencias (honestidad) de hombre y mujeres en el poder, pero no logra dejar atrás que las mujeres que participan en la toma de decisiones continúan subordinadas a los valores masculinos que rigen la política.
Propone cuatro estereotipos de mujeres en el ejercicio del poder: las renegadas, que son los mujeres que actúan como los hombres; las amazonas, que se hacen acompañar de otras mujeres alejando a los hombre y su influencia, las violetas africanas, que son mujeres con un papel de auto víctimas de las circunstancias que requieren protección masculina y las abejas reinas, que son mujeres que más imitan a los hombres, en sus virtudes y vicios, pues se les sube mucho el poder y olvidan toda cuestión de género o para que perder el tiempo con esas cosas si ella ya llegó al poder, y obstaculizan la carrera de sus congéneres y prefieren equipos de trabajo masculinos solo para humillarlos.
No obstante, confirma que existen aun dos prohibiciones para las mujeres en la política, que tengan una sucesora en una gubernatura y su paso prohibido para la presidencia de la república y se pregunta si el PRTI postulara a una mujer para el 2012.
Desde hace medio año estoy muy cercano a la historia de las mujeres y me he encontrado dos reflexiones bastante antiguas que destacan porque subrayan la diferencia de las mujeres en el ejercicio del poder: “Las mujeres han sabido manifestar su capacidad política cuando las formas de gobierno les han dado posibilidad de hacerlo”, dice Michelle Crampe-Casnabet. Y una reflexión hecha en la ya lejana Edad media por Nicolosa Sanuti: “La mujeres son las que restauran las familias, los estados y, en suma, la entera condición humana, y ofrecen aquello que es más importante y duradero”.
El siglo XXI es el milenio de las mujeres y no por nada están ganando las elecciones principales en las democracias, pero falta aun que muestren que no son solo puestas ahí para tapar los errores de sus antecesores masculinos.
Ya en artículo de prospectiva, los futurólogos anuncian que en los Estados Unidos gobernara una mujer. En México, como todo llega tarde, ¿será diferente a la ineficacia e ineficiencia masculina en el ejercicio del poder?

* Hay renegadas, amazonas, violetas africanas y abeja reina

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