viernes, 28 de enero de 2011

La presencia de la autobiografía


La presencia de la autobiografía
Juan Pablo García Vallejo
En este comienzo del siglo XXI, el género literario de más auge no es la literatura del narco, ni el de la ciencia ficción que nos alerta de cualquier próxima catástrofe planetaria porque la estamos viviendo en directo, sino el de la autobiografía.
Primero porque se está alentando a las mujeres a perder el miedo a escribir sin ser las grandes escritoras corporativas de las grandes editoriales multinacionales sino simplemente porque cada una de ellas tiene algo importante que decir, para dejar la invisibilidad existencial producto de la alienación social que impone caretas y forma de pensar ajenas para escribir sobre uno mismo.
En segundo lugar, porque no sólo los hombres y mujeres triunfadores, exitosos en su profesión, en la farándula, las y los sobrevivientes de enfermedades nuevas, misteriosas o raras o peligrosas (como el cáncer de mama, la depresión postraumática del parto, etc), pueden escribir sus historial personales para que el lector o lectora conozca su vida más directamente. En tercer lugar no sólo porque ya se cuenta con diversos libros sobre el método para hacer una autobiografía sino de talleres en que se enseña a escribir este género literario. En cuarto lugar vivimos en la sociedad del riesgo, muy diversificada y compleja pero donde las biografías personales son importantes no ya las grandes historias del poder o de las elites son atractivas.
“En tanto que una forma literaria, la autobiografía es sin duda un acto social. El “yo” que se dirige al lector desconocido no es un creatura de ficción, sino un individuo real, que firma con su nombre, se compromete a decir –más o menos- la verdad, provoca a sus contemporáneos y a la posteridad a asistir al espectáculo de su vida para edificarlos, instruirlos pero también para explicarse, justificarse ante ellos y seducirlos.”, nos dice Philip Lejeune, el estudioso francés de la autobiografía.
La autobiografía es la literatura del “yo”, y a la vez un ejercicio filosófico, de reflexión de la vida del autor, porque es un examen de conciencia de sí mismo pero también es una necesidad de reconocimiento social y de preservación de la memoria para contar la historia personal.
En esta historia personal el lector conocerá los múltiples y variados datos, hechos más curiosos del autor, sus relaciones familiares, su vida académica o laboral, sus metas, sueños e ideales, además de momentos desafortunados, pérdidas de seres humanos queridos y de empleos u otros bienes y cambios de ambientes.
En Sueños de libertad, séptimo título de Eterno Femenino Ediciones en su colección Letras Azules, Noemí Luna García nos describe la cosmogonía feliz de la infancia en una colonia popular de Texcoco, Estado de México; luego su entrada al mundo real donde abundan las injusticias y diversas limitaciones para su desarrollo personal, el famoso suelo pegajoso que impide caminar y a nivel profesional ha conocido los llamados techos de cristal que marginan a las mujeres de mejores oportunidades de trabajo hechas por las mujeres Y ha sufrido varias circunstancias adversas como impacto directo de las epidemias posmodernas de acoso sexual, violencia contra las mujeres por parte de los hombres. También se ha involucrado en las luchas sociales como estudiante, mujer y ciudadana responsable.
Pero también ha tenido muchos logros y éxitos de los que se siente orgullosa y algo muy importante, mantiene vivos sus sueños, que son anhelos, metas y objetivos que son necesarios para decir que se tiene una vida digna de ser vivida. Y Sueños de libertad nos habla de la fuerza del arte, de la enorme influencia que tiene la pintura para crear en las personas nuevos héroes imaginarios que los fortalecen y guían en la vida o situaciones deseadas y cómo se puede llegar a cumplirlo. Los invito a conocer esta biografía precoz de una poeta y feminista que aun tiene mucho futuro por vivir y perseguir nuevos sueños de libertad.

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