martes, 24 de mayo de 2011

La reina de la telebasura

Juan Pablo García Vallejo

El siglo XXI es el siglo de la autopromoción y, por tanto, de las biografías autorizadas o no autorizadas de hombres o mujeres comunes y corrientes o famosas, de gente que han hecho cosas prodigiosas y algunas dedicadas a personalidades importantes de la pantalla chica y del mundo de la farándula.
Tal es el caso de la biografía Ofrah Winfrey. La verdadera historia de una d elas mujeres más poderosas del mundo, de Kitty Kelley, publicada por la editorial Indicios, una obra monumental muy bien documentada con cientos de entrevistas y la consulta de muchísimos programas de revisión conducidos por esta mujer negra que se convirtió en el final del siglo XX en la reina de la telebasura.
Una biografía interesante porque muestra como una persona que nació en la pobreza, en Misisipi cuando existía la discriminación racial hacia los negros en los Estados Unidos, que durante la infancia sufrió de abuso sexual por parte de su tío favorito del que resulto un embarazo no deseado y, consecuentemente, un exilio territorial para esconder la vergüenza social (todavía no se premiaba la ausencia de paternidad con becas sentimentales) y el abandono escolar temporal. A los pocos meses su niño muere. Todos estos momentos desafortunados se convertirán en una serie de secretos dolorosos y ocultos alrededor de la vida de esta famosa mujer.
No obstante que vive una infancia y una adolescencia adversa logra siempre sobreponerse y fijarse objetivos bastante grandes que ira consiguiendo poco a poco. “Aprendió que una ambición encendida, combinada con un trabajo duro y agotador, y sumada a un aguante perdurable acabaría cosechando una rica recompensa”, escribe Kitty Kelley.
Muy joven se propone tener éxito en todo lo que haga, es decir, triunfar cueste lo que cueste. Así gana algunos premios que fomentan su autoestima y la llevan a incursionar en la radio. Esta entrada en los medios de comunicación será el escenario principal donde ella lograra concretar el éxito antes mencionado. Conseguir el éxito para ya no ser una mujer negra, pobre, conseguir ser millonaria y famosa, como le prometió a su padre cuando era estudiante. “Un día voy a poner mi propia estrella entre estas”, dejo cuando visito en la ciudad de Los Ángeles el Paseo de la Fama.
Uno de sus defectos es padecer la enfermedad de caerles bien a todos, lo que aumenta su egocentrismo, su vanidad y su mitomanía con tal de conseguir el Sueño Americano.
No sólo porque Oprah Witney, desde 1984, realiza un programa de entrevistas en el horario de más audiencia que poco a poco se fue convirtiendo en la pasarela o escaparate principal para dar a conocer los problemas de las epidemias posmodernas como los abuso sexuales, las diversas adicciones, con la comida, las dietas, las sectas autodestructivas incluyendo los más variados conflictos de pareja, familiares, de la adolescencia o de alguna minoría social vulnerable víctima de alguna catástrofe natural.
Esto es muy importante porque ella es la impulsora inconsciente de gran parte del desprestigio actual del periodismo norteamericano, al crear la telebasura y exportarla a todo el mundo. Es el sensacionalismo disfrazado de humanitarismo. Porque con este nuevo fenómeno mediático la información dejo de ser algo de interés para la sociedad o algún sector de ésta para convertirse en una cuestión de diversión, de burla, y también de ataque directo contra los protagonistas.
Con su programa de televisión como plataforma de lanzamiento Oprah Witney construye todo un imperio mediático produciendo documentales, revistas, películas, etc., construyéndose un mundo a su medida. Hasta convertirse en la mujer negra más rica de los Estados Unidos, ganar todos los premios y reconocimientos posibles, llegar a ser propuesta como candidata presidencial a la Casa Blanca y para recibir el Nobel de la Paz, este último no lo consiguió por más famosa que sea. No consiguió las firmas necesarias para esta candidatura pese a los millones de seguidores. Lo que no impido que creara todo un mundo ficticio, con sus millones de fieles seguidores los Oprahcólicos y una minoría de críticos disidentes, los Oprahfóbicos.
Pero no todo es felicidad en el mundo de Oprah Witney porque en su carrera por conseguir el éxito ha vivido varios episodios bastante desagradables que le han llevado a depresiones temporales, vergüenza ajena, vivir discriminación racial, enojos con sus familiares y trabajadores. Pues su hermana vendió el secreto del aborto a la prensa sensacionalista y sus trabajadores han denunciado la naturaleza neo-esclavista de esta negra-blanca al prohibir a todos estos hablar sobre ella y sus empresas, por el resto de sus vidas.
Este excesivo control de su empresa y sus empleados la llevan a solo ver sus intereses y cerrarse a otras opiniones e inclusive a adoptar la filosofía de la New Age de forma bastante superficial y comercial para reconfortar el sufrimiento de los norteamericanos, llegando, según sus críticos, a ponerse por encima de Dios, divulgar una espiritualidad de pacotilla, manipuladora y engañadora. Esa actitud titánica totalitaria la disfraza con muchísimas obras humanitarias para niños desprotegidos, adolecentes con abuso sexual, construyendo escuelas, dándoles becas, costosísimos regalos en navidad, pero sabe en realidad que esto no les cambiara la vida a estos seres vulnerables y he ahí su fracaso contundente.
Leí con interés esta biografía de Oprah Witney que es algo enfermiza porque muestra a una mujer con sus altibajos por conseguir el éxito y la fortuna a costa de todo y cómo cuando se le presentan críticas fundamentadas sobre sus vicios como la cocaína, el comer compulsivamente, el sobrepeso simplemente se muestra indiferente. Y es un desenmascaramiento de los mundos mediáticos creados por la televisión y su ambiente perverso donde abundan las adiciones sexuales, el consumo de alcohol, etc. Una biografía recomendable para los que se quieran dedicara a ser televisión aunque nunca lleguen a ser tan ricos y famosos como Oprah Witney, la negra más rica de Estados Unidos y, también, la más mentirosa del mundo.
*Sensacionalismo mercantil no-esclavista

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