domingo, 27 de febrero de 2011

Presentan Eterno Femenino Ediciones, libros hechos a mano

Presentan Eterno Femenino Ediciones, libros hechos a mano
*En la XXIII Feria del Libro de Ocasión en el Casino Metropolitano
** Una mentira decir que los mexicanos no leen
*** Hacer libros que no existen, su misión
Juan Pablo García Vallejo

Ciudad de México, capital de la distopia a 27 de febrero de 2011.- Es una gran alegría para nosotros participar en la edición XXIII de la Feria del Libro de Ocasión. Libros raros, antiguos y discontinuados organizada por la Coalición de Libreros con el apoyo del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México (FCH), la Asociación Mexicana de Grabadores de Investigación Plástica, la Asociación de Cronistas del Distrito Federal y Zona Conurbada entre otras instituciones para la realización de este magno evento cultural que ha ganado con los años prestigio y logrado construir una gran tradición entre los lectores, bibliómanos, libreros de viejo e investigadores académicos.

Hay que decir primero que las Ferias del Libro como actividad cultural se originaron en Alemania, en las ciudades de Frankfurt y Leipzig, hace 500 años, siguiendo el ejemplo de otras ferias comerciales que ahí se realizaban. Y que a partir de entonces èstas se han difundido al mundo entero. Cada feria del libro tiene su espíritu propio ninguna es mejor que la otra, aunque no lo vean así las burocracias, cada una contribuye a su manera a la promoción del libro y esto lo digo porque hay que sumar en vez de restar en la tarea común del fomento del hábito de la lectura entre los mexicanos.
La Feria del Libro de Ocasión es organizada por el gremio de libreros de viejo de la ciudad de México, un evento único en su género y que quieren dignificar este oficio cultural que es tan antiguo como la misma Ciudad de México, como dice Humberto Musacchio cuando se vendían libros y periódicos en los portales del Zócalo, los libros están completamente ausentes de la sede del pode político desde hace muchos sexenios. Y que tiene pretensión de convertirse en próximas ediciones en una feria nacional para posibilitar la participación de decenas de libreros que hay en todo el país y aumentar su impacto cultural en beneficio del libro y los lectores.
Sumar en vez de restar, esa es la fórmula para derrumbar el mito de que los mexicanos no leen, que fue institucionalizado en 1979 según afirmó en alguna ocasión el promotor de la lectura y periodista cultural Héctor Anaya, una declaración muy aventurera que se repite hasta el cansancio intencional y perversamente hasta llegar a convertirlo en una nueva forma de opresión cultural, para dar un matiz clasista de que el acercamiento a los libros, el goce de la lectura, la visita a librerías es un derecho solo de una minoría privilegia, los trepadores de siempre.
Hace diez años cuando se dio una de estas epidemia contra la lectura, les dije a mis amigos, que yo no era mexicano, me preguntaban por qué y les decía por la simple razón de que yo si leía, que no me quedaba el saco de eso de no ser lector.
Porque este mito se está imponiendo como una nueva forma de opresión cultural de los nuevos dictadores, como los llama la investigadora Lourdes Arizpe, porque son fenómenos discriminadores y controladores. Quieren mantener en la minoría de edad a los mexicanos y con ello descalificar su participación en la toma de decisiones diciendo: “no participan y no deciden porque no saben y no saben porque no leen”. Este lo que hay en el fondo de este mito absurdo y mentiroso, pues nos niegan el derecho al saber y el derecho al placer de la lectura.
Y por eso hay que celebrar la realización de esta Feria del Libro de Ocasión como parte de una gran batalla cultural contra esas inquietudes nocivas para la cultura en general.



“La lectura nos da conciencia: dónde estamos, hacia dónde vamos, quiénes somos, y eso se complementa con escribir, te da un conocimiento mucho más profundo y más hermoso de lo que es el mundo”, señala la poeta Dolores Castro.
Para ver la falsedad de este mito cultural opresivo, hay que decir que ninguna sociedad ha nacido lectora, que el fenómeno de la lectura en masas sucedió en el siglo XVIII en Europa y el XIX en América Latina, y que siempre se ha tenido la idea que los mexicanos leen poco como en cualquier otra sociedad, pero para esto entonces “que hablen las piedras”, como decía mi amigo José Alcocer.
Y en este siglo XXI se lee más que nunca, porque nunca antes en la historia de la humanidad habían existido tantos seres humanos. Hace poco nació el terrícola 7 mil millones, como lo indicó en la inauguración de esta feria Ricardo Bautista García, funcionario del Fideicomiso del Centro Histórico, afirmo seguro que “no creemos que México sea un país de no lectores”.
Y dentro de dos décadas llegaremos a los 8 mil millones, así que si va a haber nuevos lectores para los cuales hay que dejarles algo que leer como herencia cultural, hay que hacer muchos libros porque después del desastre planetario, las nuevas generaciones sobrevivientes encontraran libros arrumbados en algún edificio destruido que les dirán como fue el pasado en esta democracia fracasada, como dicen muchos libros de ciencia ficción.
Es un placer dar a conocer en esta XXIII Feria del libro de Ocasión la entrada a la vida pública de un nuevo sello editorial Eterno Femenino Ediciones, libros hechos a mano, promovida por su creadora intelectual la poeta Noemí Luna García y al que tuve el privilegio de bautizar con este nombre. Un nombre singular que nos sirve de marca cultural para distinguirnos dentro del panorama editorial desastroso que vivimos, porque hay que decirlo, México ha perdido la independencia editorial. Las grandes corporativos tranacionales en años recientes han comprado editoriales mexicanas y no sólo eso sino que nos imponen su “modas comerciales”, sus bomberazos de temporada como la llamada literatura del narco de hoy en día, las asesinadas de Juárez de hace una década o los indígenas insurrectos de hace 20 años.
El nombre de Eterno Femenino lo retome de la historia de las mujeres, aunque algunos pensaran que se está inspirado en la obra de teatro de Rosario Castellanos, que no estaría nada mal pero la idea del “eterno femenino” tiene una larga tradición en la historia de la cultura occidental, y que quiere decir simplemente “otro modo de ser humano y libre”, como dijo la doctora Gaciela Hierro.
Humana y libre como lo es Noemí Luna, que se aleja de las burocracias parasitarias que tienen la perniciosa costumbre de cerrar puertas y negar la creatividad de los jóvenes mexicanos y prefiere andar caminos nuevos, ahora como editora de libros hechos a mano.
Su misión como editora es publicar sus libros de su autoría y también libros de los demás, libros que no existen. Porque antes en el sentido común se mantenía la idea romántica, si se quiere, de que una existencia valía la pena vivirla si se “sembraba un árbol, se tenía un hijo y se escribía un libro”. Así que escribir un libro era una misión de cualquier ser humano, ahora nos han manipulado tanto, nos han desvitalizado hasta para perder esta sencilla inquietud de escribir un libro.
Por eso en Eterno Femenino Ediciones se quieren fabricar libros manualmente que no existen, en primer lugar y cambiar las reglas del mercado capitalista que tiene el dogma de inundar todo con sus productos, ahora se trata de crear y tener presencia en la escena editorial con libros artesanales de poco tiraje, en segundo lugar. Y sumarse a la guerra cultural contra aquellos que fomentan la ignorancia y son enemigos de la lectura y el libro.
El editor como amante de los libros y la lectura, es también un agitador social porque busca nuevos talentos, promueve temáticas arriesgadas, da oportunidad a autores que no interesan a las editoriales comerciales trasnacionales ni tampoco a las editoriales institucionales y rescata del olvido inmerecido muchos libros inéditos que están guardados y esperan salir a la luz.
¿Cuántos libros inéditos hay en México? Habrá miles, pues se lee en los currículos de muchos escritores que tienen no sólo uno, dos o más libros ya acabados pero que no pueden editar, que son despreciados por las editoriales comerciales. Y para salvar esta marginación editorial ahora Eterno Femenino Ediciones propone hacer libros hechos a mano.
El fenómeno de libros a mano o artesanales está teniendo un auge en México que hasta ya tiene su propia Feria, en el Museo de Arte Moderno, y cuyo principal atractivo es que cada libro es único, con un tiraje numerado que lo convierte en una obra de arte, muy distintos a los libros fabricados en masa completamente despersonalizados y con escasa vida comercial de tres meses de exhibición en librerías, para luego ocupar su lugar en los saldos o remates y lo que es peor en las trituradoras de papel.
Esta producción manual de libros nos renueva el ánimo para hacer cosas en esta sociedad mexicana que parece siempre ir para atrás, contra el deseo de muchos mexicanos de hacer empresas culturales sin esperar el paternalismo estatal que inhibe cualquier intento de independencia y creatividad.
Comenzamos a editar primero libros de poesía, Poemas transcontinentales, de Noemí Luna y mío, siguiendo con la crónica de La disipada historia de la marihuana en México, 1492-2010, de mi autoría para terminar con tantas mentiras y deformaciones que hay sobre esta planta amiga, la novela Homónimo (Treinta minutos por segundo para mirarte y no entender de Nazario Soto, el ensayo Las estrategias y organización de la cultura pro-cannabis del doctor Amadeo Calafat, los poemarios Cantos del puerto de Juan Carlos Castrillón y Hotel Nahualtepec de Lucero Balcázar, la autobiografía Sueños de libertad de Noemí Luna, el Poemario parido del periódico de Ricardo Arreola del Valle, la Antología de manifiestos cannábicos (Documentos históricos), para contribuir a fomentar el pensamiento cannábico México y el poemario AAAEEIOU y otros poemas de Arreola.
Tenemos la firme convicción de publicar libros que no existen y ahora nos han propuesto publicar recetarios de la abuelita, la biografía de personajes de cine con una valiosa trayectoria profesional, algunos estudios sociológicos sobre movimientos sociales, sobre historia de las mujeres. Así que mucha gente tiene viva la inquietud de escribir un libro y esperamos que este afán cultural no se pierda para que la cultura, el libro y la lectura goce de una mejor salud para beneficio de todos los mexicanos.
Para terminar, hay que difundir la idea de la historiadora Michela de Giorgo “Leer poco y leer bien, esa es la máxima”.

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